Ir al contenido principal

Vulcanalias 601 Ab Urbe Condita: caballos celtíberos, númidas y romanos en el campo de batalla. (2)

Vulcanalias 601 Ab Urbe Condita: 
Caballos celtíberos, númidas y romanos en el campo de batalla.
Parte 2.

Índice.
Primera parte.
1. Introducción y breve puesta en contexto de la situación.
2. Perfiles específicos celtíberos, romanos y númidas con datos sobre su caballería.
3. El campo de batalla: datos geográficos y climatología.

Segunda parte.
4. Técnicas y tácticas distintas en un territorio hostil.
5. Elementos de gobernanza.
6. Doma celtíbera y doma númida.
7. Conclusiones.
Bibliografía.

4. Técnicas y tácticas distintas en un territorio hostil.

La batalla de Cannas en el 216 aC hizo que coincidieran en el lado de Cartago jinetes mercenarios celtíberos como númidas cubriendo cada uno un ala, por lo que en cierto modo, ambos cuerpos de caballería se llegaron a conocer mucho antes de llegar a ser rivales en la que dejaba de ser Iberia para ser Hispania. Factores como una climatología distinta mucho más fría, incluso en los duros meses de verano, jugaban en contra de los númidas a pesar de contar con ventajas tácticas como la de la plena confianza jinete-caballo, la ligereza de los equipos de protección, de manejo de los animales y en el armamento, lo que les proporcionaba un extra importante de velocidad y rapidez de movimientos pero quedó también al descubierto que el gobierno de los caballos sin cincha, espuelas, riendas o bocado se hacía mucho más difícil en terrenos agrestes montañosos y boscosos.

Tácticamente, Caro apostó en una zona de monte medio sus unidades y a sus 5 mil binomios en una emboscada que cerró el paso por el desfiladero a las tropas romanas que iban en columna de marcha (Apiano, Íber,) en dirección a Segeda.  En este enfrentamiento, Roma movilizó unos 30 mil efectivos y los celtíberos, unidos en una causa común, unos 25 mil de los cuales unos 5000 eran de caballería. 

El combate se presentó muy duro y prolongado resultando en un primer momento favorable a los keltiberoi causando unas 6 mil bajas en las filas de los agresores, buena parte de ellos durante emboscada antes citada. En el momento de persecución tras este ataque sorpresivo, durante un contraataque perpetrado al romper la columna de marcha por la caballería romana encargada de custodiar las provisiones y los carros de carga, se llevaron las vidas de otros 6000 celtíberos, entre ellos la de su comandante Caro. 

Ambos pueblos contaban con características comunes tales como que los jinetes eran ambivalentes: lo mismo luchaban a caballo como siendo infantería de a pie, ambos fomentaban la agilidad y destreza en acciones rápidas pues su ventaja radicaba en las acciones tipo escaramuzas, hostigamiento y cebo para atraer al enemigo a sus puntos fuertes, pero no hay que olvidar que los celtíberos jugaban en casa.

En cambio, la caballería romana no dejaba de ser un elemento secundario y con finalidades auxiliares tales como ejercer de escolta de mercancías o altos cargos, estar a cargo de los animales de tiro y carga o los speculatores (espías, ojeadores del terreno). Tan solo la caballería de escolta de la columna de marcha tuvo un papel destacable en la defensa y contraataque al descabezar a los contrarios.

Como recoge Polibio en sus textos sobre la Segunda Guerra Celtíbera, solamente la noche puso fin a esta cruenta guerra. Esta derrota provocó que se declarase día nefasto en la cultura romana por lo cual quedaba prohibido entablar combate en esta fecha.


5. Elementos de gobernanza.

Mientras que los númidas iban a pelo, únicamente con una soga al cuello del caballo, los celtíberos ya contaban con una amplia experiencia, al igual que muchos pueblos peninsulares en el mismo momento histórico, en el manejo de los cabezales con riendas, freno y bocados,. Este hecho les daba una ventaja técnica a la hora de moverse a caballo en sitios angostos, en donde las escaramuzas solamente era una pequeña parte de todas las acciones bélicas que se vieron obligados a realizar. Sin embargo, la caballería romana seguía en fase de desarrollo pues no tenía del todo implantado el uso de la corniculum, la silla de cuatro cuernos de origen céltico y que le hubiera dado cierta ventaja a la hora del combate. 

El perfeccionamiento en el adiestramiento celtíbero de los caballos queda bien reflejado en las necrópolis, donde son frecuentes los duros y fuertes bocados de doma, de largas camas rectas, frenos partidos, con rienda y falsa rienda, serretas, serretones y filetes partidos. Tan solo en Numancia se han encontrado pequeñas espuelas de bronce. También contaban con la ventaja técnica del uso de cinchas en las mantas que les proporcionaba mayor seguridad y adherencia pudiendo concentrarse en el uso armamentístico. 

Según recogen autores clásicos como Polibio, los infantes celtíberos habían acostumbrado a sus caballos a permanecer en formación cuando descabalgaban mediante el empleo de una sencilla técnica de incorporar un clavo a la punta de las riendas para clavarlo en el suelo mientras ellos combatían a pie. Y aunque es un dato aún en proceso de estudio y afirmarlo con rotundidad es peligroso, también se han hallado en las necrópolis celtíberas fragmentos de lo que podrían ser proto herraduras, atribuyéndoles de esta manera su invención. Estos avances individualmente son enormes y en conjunto, aplastantes a la hora de un enfrentamiento en un terreno complejo.

bocado celtíbero, se puede observar que era bastante duro


6. Doma celtíbera y doma númida.

En cuanto a doma, destacaremos solamente la celtíbera y la númida, dejando la romana y su evolución para otro momento. Dos maneras distintas de relacionarse con los caballos con un objetivo común: ser uno en el campo de batalla. 

  • Doma celtíbera.
    jinetes celtíberos, imagen de la
     revista Desperta Ferro

Por corrección, sería más apropiado hablar de modos de doma céltica o celtibérica, ya que tanto los pueblos célticos europeos desde en norte de Europa hasta los peninsulares de la Edad del Hierro compartían técnicas, muchas de ellas adquiridas a través del comercio y trato con los pueblos de la Hélade y Fenicios.

Según muchos historiadores de la época y posteriores, los caballos celtíberos ganaron fama por su carácter bronco y fuerte lo cual implicaba emplear técnicas de doma bastante complejas para conseguir una comunicación fluida en el binomio en situaciones inesperadas, terrenos agrestes, inclemencias meteorológicas y todos los inconvenientes que tenía vivir en una zona montañosa con mucha vegetación media/alta y temperaturas bajas durante todo el año. Estas circunstancias eran muy comunes en todos los pueblos de influencia célticas desde Britania hasta la Germania, lo cual hizo que desarrollaran todos estos pueblos una técnica de doma muy sofisticada en la que se iban incorporando e inventando nuevas ayudas tales como espuelas, bocados o serretones de doma o incluso se presupone que las herraduras.

Era común que estos caballos fueran domados para cargar en la grupa con un segundo infante, el cual bajaría al llegar al lugar del enfrentamiento quedando de manifiesto la ambivalencia de los jinetes celtíberos.

En estos dos mil doscientos años, aún tenemos muchos elementos de doma céltica muy vivas, sobre todo en el control de los caballos de las fuerzas y cuerpos de seguridad de todas partes del mundo como el uso de la falsa rienda. Ejercicios tales como arrodillarse, ya quedaba constancia de que enseñaban a sus caballos a hacerlo.


  • Doma númida.

jinete númida,  
https://michaelweinert.artstation.com/
En cuanto a la doma númida, la comunicación y las directrices se dan con un lenguaje corporal piel-con-piel entre las piernas y la presión de las lanzas, a modo de vara, y el torso separados con una manta o una piel de animal que evitase que el sudor del caballo provocase irritación en las piernas del jinete. El hecho de no llevar más elementos de gobernaza hacía que estos caballos tuvieran más libertad de movimientos y agilidad al recibir órdenes menos complejas ya que su doma principal se realizaba en llanos extensos.

Especial atención hay que prestar al uso del lazo (en inglés, neckrope) para la doma por ahogo en nuestro latín. Es un elemento de gobernanza simple de doma que con poco esfuerzo y desde muy temprana edad se puede realizar en caballos que cuenten con un buen temperamento y buena. Para calcular el tamaño del lazo se mediría la parte baja del cuello, justo en la zona donde comienza la cruz y el pecho en reposo. Por norma general, el lazo ha de disponer de movilidad suficiente para poder maniobrar con ella haciendo una leve presión en el lado hacia el que nos dirijamos o con suaves movimientos para transmitir órdenes sencillas.

La sencillez de este modelo de doma lo ponen entre los primeros establecidos mucho antes de la invención de las jáquimas y las riendas asociándose en el presente con la doma al natural y en libertad. De hecho, en las monturas de guerra se incorporaban también por si fallasen las riendas o se produjera alguna herida en la boca del caballo para poder manejarlo mejor.


7. Conclusiones.

Para nuestra desgracia, no quedan evidencias directas sobre el encuentro de ambas caballerías, aunque las fuentes cite la movilización de las tropas de Masinisa a la Península y la cantidad de hombres que prestó a los romanos. Aún así, es interesante hacer una comparativa en dos estilos de doma muy distintos adaptados a dos contextos muy distintos.

En nuestro presente es inconcebible el uso de bocados de doma del estilo celtíbero por la dureza y agresividad, habiéndose conservado modelos muy similares en zonas rurales concretas de La India donde prácticamente están condenados a desaparecer. Por otro lado, la doma al natural y con lazo en vez de bocados, cabezales y riendas, va tomando un protagonismo mayor por el respeto, la complicidad y una mayor conciencia en la interacción persona-caballo.

Aunque nuestro tiempo mira para otro lado en muchas ocasiones, a veces asociaciones culturales como Mara Celtibérica y grupos de música como Salduie nos vuelven a traer esos aires lejanos en el tiempo para aprender sobre quiénes fuimos y para que tomemos conciencia de que ahí está nuestro pasado, viviendo en un legado que tenemos entre las manos.