SIN BURRO NO HAY VESTALIAS.
Imaginemos una representación de la llegada de la Virgen María a Belén sin ir a lomos de una burrita o la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén sin la borriquilla y su rucho, ¿No notáis que falta algo? ¿No notáis cómo que algo no va bien? Pues para los romanos venía a ser algo así el celebrar las festividades de Vesta, Diosa del Fuego Sagrado del Hogar, sin la presencia de estos amables y adorables equinos.
Resumen.
Español. Imaginemos una representación de la llegada de la Virgen María a Belén sin ir a lomos de una burrita o la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén sin la borriquilla y su rucho, ¿No notáis que falta algo? ¿No notáis cómo que algo no va bien? Pues para los romanos venía a ser algo así el celebrar las festividades de Vesta, Diosa del Fuego Sagrado del Hogar, sin la presencia de estos amables y adorables equinos.
Palabras clave: equinos, historia, cultura romana, burros, usos y costumbres, enjaezamiento histórico, Vesta, Príapo, Sileno, religión romana, mitología, pesca, ganadería, apicultura, asnos, agricultura, doma, Hestia,
Inglés. Imagine a representation of the arrival of the Virgin Mary in Bethlehem without going on the back of a donkey or the triumphal entry of Jesus into Jerusalem without the borriquilla and his rucho, Don't you notice that something is missing? Don't you notice how something isn't right? For the Romans it was something like this to celebrate the festivities of Vesta, Goddess of the Sacred Fire of the Home, without the presence of these kind and adorable equines.
Keywords: equines, history, Roman culture, donkeys, customs and customs, historical caging, Vesta, Tria, Silenus, Roman religion, mythology, fishing, livestock, beekeeping, donkeys, agriculture, dressage, Hestia,
русский. Представьте себе представление о прибытии Девы Марии в Вифлееме, не вдаваясь в спину осла или триумфального вступления Иисуса в Иерусалим без боррикиллы и его ручо, вы не заметите, что что-то не хватает? Разве ты не замечаешь, как что-то не так? Для римлян это было что-то вроде этого, чтобы отпраздновать праздник Веста, Богиня Священного Огня Дома, без присутствия такого рода и очаровательны лошадей.
Ключевые слова: лошади, история, римская культура, ослики, обычаи и обычаи, исторические caging, Веста, Триа, Silenus, римская религия, мифология, рыбалка, скот, пчеловодство, ослы, сельское хозяйство, дрессирование, Гестия,
Índice:
- Introducción. Breve esbozo de las festividades en honor a la diosa Vesta.
- Vesta, heredera de los cultos itálicos y griegos.
- El burro y la diosa.
- El burro en la sociedad romana.
- El burro y la religiosidad romana.
- El engalanado de los asnos para las procesiones.
- Conclusiones.
- Textos clásicos consultados.
- Enlaces de interés para saber más.
1. Introducción. Breve esbozo de las festividades en honor a la diosa Vesta.
Desde el 7 al 15 de junio, Roma reservó esos días para las ceremonias principales a la diosa Vesta en los cuales se procedía a la limpieza de purificación del templo y la ciudad, preparación de la mola salsa con el primer cereal cosechado y procesiones por las ciudades. Según Ovidio, durante esos días no se podían celebrar bodas, juicios o transacciones mercantiles, fueron declarados nefastos hasta que el templo y la ciudad fueran purificados.
A partir del día séptimo día del mes de la diosa Juno, las puertas del templo principal de la Ciudad Eterna, y de todos aquellos en las capitales de las provincias, se abrían a las mujeres consideradas matronas las cuales acudían descalzas, no como signo de humildad como las creencias populares han querido hacer ver, sino en recuerdo de la época en que el área del foro era un pantano en el que "nadie se acercaría con zapatos ".
De los eventos principales celebrados en esas fechas, las vestales (las sacerdotisas consagradas a la diosa) preparaban con el primer cereal recolectado la mola salsa, el pan sagrado realizado con agua del manantial sagrado de Juturna, o del más cercano del templo en otras ciudades, que se emplearía en los ritos religiosos. Los recipientes que contenían este agua no podían tocar el suelo para evitar que perdieran su pureza.
La mola salsa elaborada en este ritual se ofrecía junto con vino y aceite como acción de gracias a Vesta por proteger a la ciudad de Roma del asedio de los galos en el 390 ane tras hacer que "el cereal menguante de los silos pareciera abundante". Por este motivo, era día festivo y de descanso de molineros y panaderos porque el pan no se hornearía en los hornos sino en las brasas del fuego del hogar en señal de respeto a la diosa del hogar y las ruedas de molino paradas durante las celebraciones se decoraban con guirnaldas de flores, espigas de trigo, cebada, espelta o centeno.
2. Vesta, heredera de los cultos itálicos y griegos.
La tradición asocia a Vesta con la diosa Hestia griega, pero en verdad era una deidad itálica cuyo culto era popular en Pompeya y el Lacio antes de que Rómulo o el legendario rey Numa la introdujeran en la Roma arcaica. Se le asignó la custodia de la fuerza vital que residía en el fuego, fuente de luz y calor en las viviendas de las casas romanas.
Junto con los Penates, era la deidad protectora del "hogar", de las viviendas, núcleo principal de habitabilidad de la familia, así como de la propia ciudad de Roma simbolizado por el fuego sagrado y los Doce Dioses "Consentes" del foro, y principales de la religión romana. Su santuario, según Ovidio, desde los orígenes era circular, ya fuera un humilde chozo de techo de paja y paredes de mimbre tejido ubicado en uno de los laterales del foro hasta que el emperador Augusto lo reubicó en el Monte Palatino haciendo un edificio sólido con una techumbre que no ardiese con tanta facilidad.
A pesar de que se les exigía las sacerdotisas ser vírgenes y no conocer nada sobre el sexo, uno de los objetos peculiares que se conservaban en este templo era el conocido como "fascículo", un falo erecto que se asociaba a la protección contra el mal de ojo y otro de los símbolos de protección del hogar. Ese mismo hogar que comparten humanos y animales domesticados tales como el perro, el gato, las gallinas o los burros.
3. El burro y la diosa.
Según recogen varios relatos mitológicos en la literatura grecolatina, en una fiesta organizada por la diosa Rea (madre de Hestia/Vesta), mientras descansaban, el dios Príapo intentó forzar a la diosa la cual fue despertada de su sueño por el rebuzno de uno de los burros de Sileno.
¿Quién era Príapo? Este buen señor era un dios menor de la fertilidad en la agricultura, en el ganado y de los peces. Era también protector de los viñedos y de las abejas, representado con un desproporcionado falo erecto, símbolo de la fecundidad del mundo natural. También se le asocia a los burros por el tamaño de su falo erecto, siendo este el animal que se sacrificaba en su honor en algunas ciudades.
¿Y quién es este tal Sileno? Pues este buen señor era el anfitrión de la fiesta a la que fue invitada Vesta y uno de los sátiros con más edad de la cortejo del dios Dioniso, según algunos relatos, hijo de Pan, otros de Hermes o incluso de la sangre derramada por Urano cuando lo mutiló Cronos. Esta deidad se asocia a la embriaguez provocada por el vino y se le representa con una apariencia grotesca mitad humana mitad animal ya sea con patas de equino o macho cabrío con el miembro viril siempre erecto.
Príapo en venganza por haber sido descubierto, mató al burro provocando la compasión de Vesta, motivo por el cual hizo que fuese elevado a las estrellas. Precisamente, el asno pasó a formar parte de los animales sagrados de la diosa por el hecho de haber salvaguardado su virginidad y porque era una manera de reconocer la utilidad de este equino en el mundo agrícola y en la riqueza del hogar.
En la cultura grecolatina se hizo una asociación entre las dimensiones fálicas y el intelecto de los hombres de la misma manera que se asoció el falo a la fertilidad y a la felicidad en aquellos amuletos protectores que engalanaban animales, cuadras, viviendas, edificios públicos y sagrados. Por esta razón, los grandes falos que poseían deidades como Príapo o los sátiros simbolizaban su brutalidad y poca inteligencia así como un aspecto lujurioso que también se extrapolaba a los asnos, animal considerado de menor categoría social en comparación con los caballos.
4. El burro en la sociedad romana.
Desde la domesticación y doma de los equinos, el burro llegó a ser fundamental junto al caballo y el buey en la evolución del ser humano como individuo y como animal social. Gracias a la fuerza motora de los grandes animales, se pudo trabajar la tierra de una manera más eficiente, rápida y cómoda, de la misma manera que se pudo procesar mecánicamente con tracción animal de manera masiva las cosechas de cereal, aceituna y uva para elaborar los alimentos básicos y considerados sagrados de los pueblos del Arco Mediterráneo. Solamente con el procesado mediante la trilla con ayuda de los equinos para separar paja del cereal se puede ver cuán importante fue este avance para gestionar mayor cantidad de cereales que mediante el aventado a mano de las espigas recolectadas.
Como se ha señalado anteriormente, el asno contaba con menos prestigio social que el caballo y frente a él, se presentaba una dicotomía y un código simbólico de gran interés. Por un lado, el caballo representaba el lujo, el poder militar y el brío, y por otro, el burro doméstico era símbolo de humildad, de paz y de docilidad. La cultura romana llegó a desarrollar cierto menosprecio hacia estos equinos por varios motivos, como por ejemplo asociarlos a Cartago, el estruendo del rebuzno, la supuesta terquedad de este en comparación con la sumisión del caballo y en parte también por influencia egipcia, pueblo que asociaba las obras de baja calidad y efímeras representándolas con un burro al galope, pues no tardaban mucho en volver a su habitual paso.
Según los autores clásicos, en época romana se distinguen dos tipos de burros: el asinus y el aselli. Aunque fueran la misma especie, pero con funciones culturales, morfológicas y sociales distintas, a veces cuando se hablan de asnos, se emplean ambas palabras como sinónimas, sobre todo en textos literarios más que de carácter agrícola.
Por un lado, está el asinus, que vendría a ser el burro garañón. En la Antigüedad, este animal tendría una alzada similar a la de un caballo y su principal función sería la de ser semental para yeguas con la intención de obtener mulares. Mulos y mulas eran considerados animales dóciles y fuertes para la realización de las pesadas tareas agrícolas e industriales como mover ruedas de molino de molienda de aceite, vino o cereal. Estos híbridos estériles contaban con las mejores características de burros y caballos por lo que eran muy apreciados. Eran considerados ganado mayor, lo mismo que bueyes, vacas y caballos, también eran los que se sacrificaban al dios Príapo en las ciudades de Asia Menor.
Por otro lado estaban los aselli, o en nuestro latín, los pollinos. Eran burros de menor alzada que los reservados para ser garañones, constitución morfológica más comedida y que se destinaban a los usos agrícolas y el transporte cotidiano para la familia. Su apariencia más amable, docilidad en el comportamiento y sus fuertes vínculos afectivos con las familias fue rápidamente asociado a la intimidad del hogar y el éxito de las cosechas por el pueblo romano.
También se recoge en los textos de autores grecolatinos el uso del burro como animal de carne, alabando su sabor y propiedades gastronómicas así como el empleo de la leche de burra con fines medicinales y cosméticos, sus cerdas y crines para la elaboración de brochas y pinceles así como el colágeno de sus cascos como adhesivo, por lo que además del valor como animal de tiro, de trabajo y transporte residía en su aprovechamiento de consumo en las clases más humildes.
De la misma manera que un caballo no estaba al alcance de cualquiera, tampoco lo estaba un burro fuera pollino o garañón ni tampoco el poder costear las atenciones veterinarias que requerían en algunas ocasiones. Por este motivo, muchos de los conocimientos en el cuidado cotidiano y médico de estos animales se transmitían de manera oral más que de padres a hijos, de abuelos a nietos. Mientras los padres se dedicaban junto con los burros a los trabajos más pesados, los animales enfermos permanecían con las personas mayores y los niños pequeños los cuales iban aprendiendo de sus abuelos aquel saber acumulado por la tradición y los años de experiencia.
5. El burro y la religiosidad romana.
En el ámbito religioso, mientras los caballos eran sacrificado a los dioses mayores (Poseidón, Epona e incluso a Vesta), tan solo en unos pocos lugares se ofrecían sacrificios de este animal a un dios menor como era Príapo. A Vesta, obviamente, como deidad mayor se le ofrecerían terneras blancas aún sin destetar, consideradas puras, así como el vino, el aceite y el pan, que eran los tres alimentos procesados básicos del ser humano.
Sin embargo, durante las Vestalias, el asno doméstico pasaba de ser el compañero de trabajo diario a protagonizar las procesiones por las ciudades romanas. En esos días, con el comienzo del verano, también se procedía a hacer las tareas de esquileo o "pelado" de los equinos para retirar el pelaje grueso del invierno con el fin de evitar enfermedades y el desarrollo de parásitos durante la estación cálida, se revisaban los cascos para comprobar de que podrían con la carga y no la dejarían caer (sería una señal de mal presagio, mala suerte y una desgracia en todos los sentidos) y la salud en general pues en breve empezarían los días duros de trabajo en la recolección de las cosechas de verano.
Aunque no se han documentado en textos ni encontrado pruebas, cabría la posibilidad de que para estas festividades se procediera a adornar a los burros mediante pelados más elaborados en crines, orejas, cola y torso, pudiéndose hacer mediante cortes del pelaje con las tijeras de esquileo dibujos y líneas tal y como se han venido haciendo a lo largo de los siglos en el ámbito rural cuando se querían arreglar las bestias para celebraciones especiales en las que serían las protagonistas.
Conociendo hoy más a fondo la religión romana, se sabe que el proceso de preparación de las ceremonias estaba lleno de símbolos y de significado. El mismo hecho de dar descanso al animal de trabajo durante unos días para su participación en las procesiones a la diosa Vesta cumplían entre otras funciones mostrar interés y propiciar el mantenimiento que los asnos requerían con la llegada del verano. Más allá del acto religioso en sí, la procesión cumplía la función de mostrar públicamente el estado de esos animales que cargarían y trabajarían en los campos y en los molinos para fabricar la materia prima que alimentarían a humanos y animales domésticos en los meses de oscuridad y de frío cuando la tierra duerme y no produce alimento. Es también esta procesión, una acción de gracias por brindar su fuerza y trabajo al servicio de los humanos reconociéndoles como parte de la comunidad.
6. El engalanado de los asnos para las procesiones.
Más allá del acicalamiento para tan importante evento público y el hecho de llevar los mejores jaeces y tener el privilegio de participar en la comitiva procesional junto a las mujeres más respetadas dentro del estatus femenino romano, los burros rescribirían unas atenciones especiales en su cuidado para que luciesen aseados, sanos y lustrosos ante los ojos de los vecinos y las autoridades. En una ocasión tan especial en el que dejaban los establos, los campos, el duro trabajo de cargar y las ruedas de molino para adentrarse en las vías urbanas en un desfile sagrado, no se elegiría cualquier animal ni de cualquier dueño sino que podría considerarse un privilegio que bestia y dueño fueran invitados a participar.
El proceso de engalanados con coronas de flores, seguramente recogidas en las márgenes de los cultivos durante la primera siega realizada por las vestales, se haría de la manera más respetuosa posible. También se harían las coronas añadiendo espigas de cereales domésticos y salvajes, como símbolos de la cosecha que tendrían que cargar. Además, se les colocaban guirnaldas de pequeñas piezas de masa de pan horneadas en las brasas apagadas de los hogares en señal de respeto a la diosa y como rogativa para que no faltase el pan en ninguna casa.
Aunque los autores clásicos mencionen las violetas y los lirios como las flores ornamentales principales de estas guirnaldas, cabe plantearse si también se usarían margaritas, amapolas y otras especies autóctonas que dieran colorido y vistosidad. Estas flores cumplían una misión biológica fundamental ya que eran las que atraían las abejas y los insectos que favorecerían la polinización y que las abejas pudieran hacer miel. De esta manera, en la procesión no solamente se honraba a la diosa Vesta sino a Príapo y a Ceres por hacer posible que las tierras fueran fértiles y proveyeran de alimentos.
Tras las procesiones, se procedería a la limpieza con un barrido y fregado ritual del templo cuya suciedad tanto sólida como líquida se recogerían cuidadosamente y se depositarían a las afueras o en el cauce de agua más cercano (en Roma sería el río Tíber) para que fueran llevados al mar lejos de la ciudad. Aunque en ninguna de las fuentes consultadas se cita qué se hacía con esos panes y adornos florales de los asnos que participaban en las procesiones una vez acababan, un posible final sería entregarlos como ofrenda al fuego sagrado de Vesta antes de que regresaran con sus dueños a sus quehaceres.
7. Conclusiones.
Denostado por la historia, menospreciado por la sociedad actual, objeto de burla por su morfología, incluso por su rebuzno, los burros en el siglo XXI ha quedado como animal de santuario, centros zoosanitarios donde son recogidos y apartados de propietarios que no los cuidan y honran como deben. Como capricho de muchas personas nostálgicas en las que un burro era más que una herramienta de trabajo, un juguete para los niños o una necesidad, parece que se van despertando para poner en valor la presencia de quien con su trabajo y un cuidado mínimo nos proporcionaba sustento y progreso.
Los pueblos en la Antigüedad no eran tontos, ni mucho menos. Ellos sabían honrar los dones del medio natural representados por los dioses ofreciendo las primeras espigas cosechadas al comienzo del verano y también dar visibilidad al medio rural, a la agricultura, a la ganadería, a la apicultura y a la pesca dejándoles su lugar en medio de los núcleos urbanos mediante las instituciones religiosas más respetadas. Del éxito de las cosechas de cereal, trigo y cebada principalmente, dependía la supervivencia de una población que poco a poco se empezaba a especializar en los distintos trabajos artesanos y en labores agrícolas concretas que con el paso del tiempo daría lugar al actual sistema social.
Ningún elemento relacionado con la agricultura quedaba sin su deidad protectora o su alabanza para que, en una religión supersticiosa y temerosa, fueran víctimas de la ira divina y por lo tanto, se vieran maldecidos con malas cosechas, esterilidad en los campos, los peces y los animales que les daban sustento. Tampoco se podían dar el lujo de olvidarse del humilde burrito de pequeña talla que con su cabeza baja cargaba en sus espaldas el trigo, la paja, las aceitunas, los aperos de labranza, la madera, las ánforas y costales de harina aguantando cansancio, sed y hambre hasta caer extenuado. Un día, una semana al año, podría disfrutar de unos cuidados y merecidas atenciones, ser el rey de las fiestas y codearse con la aristocracia patricia y las sagradas sacerdotisas de Vesta.
En estas festividades de la cosecha de verano en donde el fuego sagrado marca la mitad de los meses de luz marcan los días de mayor trabajo para aprovisionarse para los meses de oscuridad y sin la tracción animal se hace fundamental para cargar, trillar, mover piedras de molino y tirar de los carros que llevaría a Roma y otras partes del Imperio el sustento de miles de bocas humanas y no humanas. El no poder transportar y procesar de manera masiva el cereal suponía una auténtica desgracia y un retroceso evolutivo para el ser humano y su supervivencia, motivo por el cual en todo el Arco Mediterráneo desde la domesticación y principio de la doma de los equinos en el Mesolítico (hará cinco mil años más o menos) jugaron un papel muy importante en la mecanización de separar el grano de la paja, la molienda y el transporte librando las limitaciones humanas.
Ese valor ancestral que los romanos y griegos supieron conservar en su mitología, daba explicación a los fenómenos naturales y a los avances de la evolución humana mediante la simbología divina. Mediante los mitos de la pureza y la fecundidad se transmitían los saberes agrícolas y se llevaban a cabo acciones de agradecimiento y rogativas para que la naturaleza proveyese y cosecha y ganado fueran propicios.
Por ese motivo, desde esta entrada reivindico el lema de "SIN BURRO NO HAY VESTALIAS" porque sin el burro y la burrita con su rucho que triunfales acompañan a las sacerdotisas en la procesión, no habría manera de que solamente con sus manos peladas nuestros antepasados hubieran conseguido procesar todo el grano que les daría de comer en los meses posteriores.
8. Textos clásicos consultados.
- Ovidio, Fastos i.440, vi.341; Arnobio iii.10.
- Estrabón, Geografía xiii p. 558.
- Pausanias, Descripción de Grecia ix.312.
- Estrabón, Geografía xiii.1.12.
- Tzetzes, Sobre Licofrón 831.
- Higino, Fábulas 160.
- Macrobio, Saturnalia vi.5.
- Higinio, Fábulas 160.
- Higinio, Astronómica ii.23.
9. Enlaces de interés para saber más.
- https://asociacionelburritofeliz.com/blog/
- https://gladiatrixenlaarena.blogspot.com/2020/05/las-vestales-ii.html
- https://historyandarchaeologyonline.com/the-vestalia-celebrating-vesta-and-purifying-rome/
- https://www.bioenciclopedia.com/asno/
- https://www.departments.bucknell.edu/biology/resources/msw3/browse.asp?id=14100004
- https://www.pnas.org/content/105/10/3715.abstract
- https://www.elmundo.es/elmundo/2008/03/10/ciencia/1205169704.html
- https://blog.terranea.es/secretos-genoma-burro-asno/?fbclid=IwAR1uY7jSZlk3c0JsUz_BBkWDW6Gao8njgjhNUbM4yjCRfD1mKnCe4CoqYJw
- https://www.construyendotarteso.com/es/divulgacion/la-divulgacion-cientifica-y-tartesos-en-comunidad?fbclid=IwAR2LGBm3R5Iw-PSrRLvcUigP07XNRWSA2IJOIquW9kdKLkqpSu1JuqkPMME
- https://mieuropasabeamediterraneo.com/grecia-y-roma-como-origen-del-modelo-alimentario-clasico-mediterraneo/
- https://www.journals.uchicago.edu/doi/pdf/10.1086/711943
- https://studylib.es/doc/6729465/gu%C3%ADa-para-el-cuidado-del-burro
Código de registro: 2106148089452Fecha de registro: 14-jun-2021 11:37 UTC
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