1. Introducción.
No ha mucho tiempo llegan hasta mí burradas sobre el tiro con arco en época romana que me provocaron dudas a las que intentaba encontrar respuestas que generaban más dudas, lo mismo que a las personas a las que consultaba. A veces me han llegado a sorprender algunas contestaciones por la imaginación y el ingenio para inventar, pero otras tantas he llegado a sentir un desasosiego enorme. Así que me fui a buscar personas y consulté fuentes de referencia tanto dentro como fuera de España, aunque no sea de tiro con arco a caballo, pero sí de doma y de preparación de jinetes en disciplinas donde las manos permanecen ocupadas y no controlando las riendas como es en el par de las banderillas a dos manos en el rejoneo.
Militarmente hablando, la última guerra importante en la que participaron arqueros a caballo fue en el siglo XVIII y que, desde entonces, han quedado relegados al ámbito deportivo y de ocio. Antes de esta fecha, llegaron a formarse unidades especializadas en todas partes del mundo siendo especialmente apreciadas las de Mongolia, India y la Zona Caucásica. En la Antigüedad, la mayor fama la acarreaban los pueblos escitas, como los Pazyryk, llegando a granjearse fama por todo el mundo conocido y creando alrededor de ellos una mitología que pasaría al mundo grecolatino.
Pero no solamente había arqueros a caballo en el ámbito militar, sino también en la cacería o como deporte de tiro al blanco en distintas épocas, dato que hay que tener en cuenta para poder ampliar y diversificar los entrenamientos así como las exhibiciones.
Aunque se podría hacer un repaso pormenorizado de todos y cada uno de los periodos en cada región, vamos a acotar esta entrada a la recreación en época romana. Lo primero de todo es saber que Roma no destacó ni en equitación ni en tiro al arco como disciplinas militares, por lo tanto, sus mejores activos eran tropas auxiliares mayoritariamente reclutadas entre los indígenas de aquellos territorios que pretendían conquistar. Esto es sabido desde siempre, se conservan suficientes fuentes escritas y pruebas arqueológicas que así lo corroboran.
Actualmente aventurarse a recrear un arquero a caballo de cualquier época y región requiere de mucho tiempo, mucha paciencia y muchos medios, no solamente económicos, sino también de equipos adecuados y fidedignos. Esta entrada en el blog tiene una finalidad concreta: ser una toma de contacto desde el sentido común y la sensatez para no terminar haciendo burradas que pueden tener consecuencias bastante serias.
Lo primero de todo es tener claro que montar a caballo y ser jinete/amazona son dos cosas muy distintas. No es lo mismo que alguien monte a lomos de un caballo de manera puntual o para una sesión de fotos que hacerlo de manera disciplinada como actividad deportiva o incluso como modo de vida. Decir “quiero recrear un arquero parto, sasánida o romano a caballo” es tremendamente fácil pero hacerlo, veremos paso a paso, que no lo es y que llegar a hacerlo no es baladí, ni se hace de un día a otro.
Si previamente se sabe montar a caballo con cierta destreza, ya sea doma vaquera, clásica o al natural, facilita mucho la tarea, así como saber disparar con arco. Los preparativos para ir empezando se deben hacer pie a tierra, sin el caballo. Después vendrá todo lo demás.